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lunes, 5 de diciembre de 2011

Epílogo

-Nossa, nossa, assim você me mata; ai se eu te pego, ai ai se eu te pego. Delícia, delícia, assim você me mata; ai se eu te pego, ai ai se eu te pego.


Los dulces ojitos verdes de Erik se cerraron, agotados. Dejé de cantar y le tapé bien con la mantita, era invierno y hacía frío. Observé en silencio su descanso, con una sonrisa nostálgica en los labios.

-Gath, a cenar - llamó mi madre con suavidad desde las escaleras.

Bajé con un suspiro y me senté a la mesa frente a mi madre. Miré el plato de sopa con garbanzos. Odio los garbanzos. Me obligué a mi misma a tomar un par de sorbos, pero después di vueltas a la sopa con mi cuchara hasta que quedó fría como un témpano.

-Ya no puedes tomarte esa sopa.

-Lo sé.

Me levanté de la mesa, cansada, y le dediqué una leve sonrisa. Me metí en mi habitación, dejando atrás a mi madre, que levantaba con un suspiro por enésima vez el plato, casi intacto. Comía lo necesario para seguir viva. No me preocupaba la alimentación de Erik, pues le dábamos leche de esa en polvo. Me metí en la cama sin ponerme el pijama y me puse los auriculares de mi fiel iPod, lo encendí y busqué con el dedo la canción que llevaba escuchando noche tras noche desde ese día fatal.

I'm so tired of being here
surprised by all my childish fears
And if you have to leave
I wish that you just leave
'Cause your presence is still here
and it won't leave me alone
This won't seam to heal
This pain is just too real
There's just too much the time cannot erase...

Me levanté, cansada de esa triste realidad que, día tras día, me perseguía. Amaba a mi hijo, pero la imagen de su padre me atormentaba cada vez que le miraba a los ojos. Me puse un jersey grueso y me acerqué a la cunita. Le besé la frente con suavidad, para no despertarle.

-Te amo - susurré en la oscuridad.

Dejé la habitación y tomé las llaves del coche de la mesita del pasillo, una libreta y un boli. Me senté en el comedor y escribí unas breves líneas que dejé en la mesada de la cocina. Subí al coche y salí disparada hacia una dirección aleatoria.
Me sorprendí a mi misma dirigiéndome a la montaña. Entonces una idea cruzó mi cabeza, y aceleré a 180 km/h, sabiendo que no iba a encontrarme ningún policía. Girando las curvas a toda velocidad, calculaba cuantas quedaban hasta la más peligrosa, la más cerrada.
5 curvas. 3. 1.
Apreté con más fuerza el acelerador y solté al volante. Pude esbozar una sonrisa de tranquilidad absoluta, antes de caer al vacío.

Lejos de allí, sobre la mesada fría, la nota descansaba esperando ser leída.

Siento lo del coche. Cuida a Erik, por favor. 
Te amo.
A.

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Y aquí acaba, sí señor. Siento la tardanza, espero que os guste el epílogo.
Besos azucarados... Lu*

6 comentarios:

Vin dijo...

:OO vale, esto si que no me lo esperaba, dios mio y este es el fin? :'(
me encanta mucho aunq sea tan triste

Anónimo dijo...

Se mata?! D: x_x Me encantó, aunque sea tristón :C xD

Ailen Abdala dijo...

Me alegro muchísimo que les gustara :D
Sí, se mata xD

Melissie dijo...

Se suicidó... después de todo, se suicidó...
Creo que hay veces que... todo supera ¿no? Y que de alguna manera, es lo mejor

Ailen Abdala dijo...

Sí, hay veces que todo te supera...

Pía Baroja dijo...

Qué final más triste!! No soporta la vida, ni siquiera su hijo es suficiente para darle ganas de seguir adelante...
Bueno, me ha gustado mucho toda la historia. Me gusta cómo escribes.
¿Vas a cerrar el blog? ¿O vas a crear una nueva historia? :)
Un besito guapa!