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viernes, 9 de diciembre de 2011

Agradecimientos

Bueno, esta historia por fin está acabada. Me ha costado bastante y estuve a punto de abandonarla, como bien sabéis. Quería dar las gracias a todos los que impidieron que lo hiciera, que me dieron ánimos: o sea a mis seguidores.
También quería darle las gracias a Gerard C.R. por darme su opinión y consejos sobre el último capítulo (te dije que lo pondría así que lo he puesto, jeje).
Espero que os haya gustado la nove, ahora la estoy editando, quien quiera leerla cuando la edite que me lo diga y se la mandaré por e-mail :D
Ahora empezaré aquí una novela nueva, se llamará Susurros en el Viento.
Nos vemos!
Besos azucarados,
Lune*

lunes, 5 de diciembre de 2011

Epílogo

-Nossa, nossa, assim você me mata; ai se eu te pego, ai ai se eu te pego. Delícia, delícia, assim você me mata; ai se eu te pego, ai ai se eu te pego.


Los dulces ojitos verdes de Erik se cerraron, agotados. Dejé de cantar y le tapé bien con la mantita, era invierno y hacía frío. Observé en silencio su descanso, con una sonrisa nostálgica en los labios.

-Gath, a cenar - llamó mi madre con suavidad desde las escaleras.

Bajé con un suspiro y me senté a la mesa frente a mi madre. Miré el plato de sopa con garbanzos. Odio los garbanzos. Me obligué a mi misma a tomar un par de sorbos, pero después di vueltas a la sopa con mi cuchara hasta que quedó fría como un témpano.

-Ya no puedes tomarte esa sopa.

-Lo sé.

Me levanté de la mesa, cansada, y le dediqué una leve sonrisa. Me metí en mi habitación, dejando atrás a mi madre, que levantaba con un suspiro por enésima vez el plato, casi intacto. Comía lo necesario para seguir viva. No me preocupaba la alimentación de Erik, pues le dábamos leche de esa en polvo. Me metí en la cama sin ponerme el pijama y me puse los auriculares de mi fiel iPod, lo encendí y busqué con el dedo la canción que llevaba escuchando noche tras noche desde ese día fatal.

I'm so tired of being here
surprised by all my childish fears
And if you have to leave
I wish that you just leave
'Cause your presence is still here
and it won't leave me alone
This won't seam to heal
This pain is just too real
There's just too much the time cannot erase...

Me levanté, cansada de esa triste realidad que, día tras día, me perseguía. Amaba a mi hijo, pero la imagen de su padre me atormentaba cada vez que le miraba a los ojos. Me puse un jersey grueso y me acerqué a la cunita. Le besé la frente con suavidad, para no despertarle.

-Te amo - susurré en la oscuridad.

Dejé la habitación y tomé las llaves del coche de la mesita del pasillo, una libreta y un boli. Me senté en el comedor y escribí unas breves líneas que dejé en la mesada de la cocina. Subí al coche y salí disparada hacia una dirección aleatoria.
Me sorprendí a mi misma dirigiéndome a la montaña. Entonces una idea cruzó mi cabeza, y aceleré a 180 km/h, sabiendo que no iba a encontrarme ningún policía. Girando las curvas a toda velocidad, calculaba cuantas quedaban hasta la más peligrosa, la más cerrada.
5 curvas. 3. 1.
Apreté con más fuerza el acelerador y solté al volante. Pude esbozar una sonrisa de tranquilidad absoluta, antes de caer al vacío.

Lejos de allí, sobre la mesada fría, la nota descansaba esperando ser leída.

Siento lo del coche. Cuida a Erik, por favor. 
Te amo.
A.

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Y aquí acaba, sí señor. Siento la tardanza, espero que os guste el epílogo.
Besos azucarados... Lu*

jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo último (16)

-Bueno, Gath, has hecho muchos progresos últimamente. Te veo muy feliz.

-Sí. Todo empieza a ir bien. He encontrado trabajo.

-¿En serio? Qué bien, Gathy, ¿conseguiste ese papel en Chicago?

-Sí - reí -. El embarazo va muy bien, la semana que viene tengo cita en el ginecólogo.

-¿Y qué tal te va con tu madre? ¿Has hablado más con ella?

-Bueno,  no mucho... Sigue tan fría como la útlima vez. Desde que salimos del hospital ya no es la misma. A penas come, y cuando le dije que estoy embarazada a penas reaccionó. Soltó un "ah" y se fue de la habitación.

-Piensa que para tu madre ha sido muy difícil.

-Lo sé.

Bajé la mirada, y noté las lágrimas asomándose a mis ojos. Me las sequé con la manga antes de que brotaran.

-No te reprimas. Si quieres llorar, llora.

-Está bien.

Sonrió. Miré por la ventana para relajarme. Entonces lo vi. Lo vi. Lo vi y no pude dar crédito. No podía, no quería creerlo.
El doctor Melson siguió la dirección de mi mirada. Se giró, y el también lo vio.

-Oh, qué hijo de puta - soltó.

Las lágrimas contenidas empezaron a brotar. Un torrente salado que corría por mis mejillas. Cerré los ojos, intentando borrar la imagen de mi mente. Pero permanecía, viva en mi mente. Mark. Mark. Mark, en la calle. Mark, con una chica. Mark, besándola.
En esa fracción de segundo pude notar esa... esa pasión que los desbordaba. Los sentimientos que fluían en ese beso, todo el amor que había contenido en esa dulce y dolorosa danza. Y conseguí darme cuenta, sin necesitar otra ojeada, que yo ya no era nada. Si alguna vez lo fui, ya no era así. Y me sentí muerta por dentro. Muerta, de nuevo.
Abrí los ojos, horrorizada. A penas vi al doctor Melson salir disparado por la puerta, y ni siquiera me fijé en él, a través de la ventana, gritándole a Mark.
Sólo volvi a tener consciencia de mi alrededor cuando entró, agitado, y se sentó enfrente de mí. Sin saber qué decir, con la mirada desorbitada.

-No lo puedo creer - murmuró - Que hijo de puta.

Me levanté, temblando.

-Debería irme a casa - dije con la voz quebrada.

-Te llevo.

No reaccioné. Simplemente caminé hacia mi coche. Me senté en el asiento del acompañante y cerré los ojos, repentinamente agotada.

-Por favor llévame a casa de mi madre... - solté un suspiro en cuanto el doctor se sentó.

Asintió, y encendió el coche. Me quedé dormida entre ríos de lágrimas.
Desperté en la cama de mi madre, deducí que había sido el doctor, que me llevó allí. Me levanté y conseguí arrastrarme hasta la cocina.

-Ágatha - dijo mi madre al verme -, ¿estás bien?

Me encogí de hombros. Se acercó y me abrazó, por primera vez en mucho, muchísimo tiempo.

-¿Qué voy a hacer con el bebé, mamá? - pregunté, desesperada.

-Lo vamos a cuidar, cariño - dijo entre sollozos - Las dos juntas, ¿vale?

Asentí. Entonces me pregunté por qué, por qué todo este sufrimiento. ¿Por qué, papá?
Volví a sentir esa desesperante necesidad de morir, esa silenciosa petición de mi adolorido corazón de dejar de sufrir, de dejar de sentir. La tentación era grande. Tan fácil, podría ser tan fácil...
No cometería el error de la última vez. Sería mucho más fácil. Simplemente abrir el gas, y dejar que me durmiera en un letal sueño. Sí, esa idea era atractiva. Pero entonces noté un tirón, un leve tirón hacia la vida: mi bebé. Él merecía vivir.
Sí, la muerte podía esperar. Porque si la muerte tiene alguna virtud, es la paciencia.

lunes, 31 de octubre de 2011

Apéndice último (5) - Mark

Me levanté por la mañana temprano, cansado. Miré a Gathy, que dormía con tranquilidad. Me vestí con lentitud, aún dormido. Bajé a la cocina y me preparé un café. Lo terminé de un trago, y miré la hora. Las 6:12, tenía tiempo de un afeitado rápido.
Dicho y hecho, me afeité, me lavé los dientes y me puse un poco de colonia, y a las 6:45 ya había salido con la moto.
Llegué a la Universidad con tiempo, entré a la clase y me senté con tranquilidad. Faltaba más de media hora para que empezaran la clase y no había nadie. Entonces oí pasos detrás de mí. Me giré lentamente y vi a una chica rubia, de ojos castaños.

Ella


Se acercó y se sentó a mi lado. Me miró a los ojos y sonrió.

-¿Me recuerdas? - preguntó

Sonreí. Claro que sí.

-Te recuerdo.

Entonces se acercó, me acarició el pelo y me besó con pasión. No dudé en seguirle el beso, recordaba perfectamente el sabor de su aliento, que me llenó por dentro. La apreté contra mi, la quería cerca. Sus manos suaves se deslizaron hasta mi pantalón, y me lo bajó. La imité y la subí sobre mi regazo.

***

Salimos riendo de la clase, con el pelo alborotado y pasión a flor de piel. Nos subimos a la moto y me dirigí al sur, al mar. Fuimos a una cala escondida, que pocos conocen, y nos bañamos desnudos en el mar. Nos acostamos en la arena e hicimos el amor, otra vez.

***

Llegué a casa y dejé la bolsa en el estudio. Fui directo a la ducha, a limpiarme la sal y la arena. Miré la hora, las 7:30. Supuse que Ágatha no tardaría en llegar. Me sorprendí al no sentirme culpable de nada. Lo mío con Marie fue tan natural como respirar. Sonreí, en realidad sólo había cumplido una promesa hecha hace mucho tiempo.
Me senté en el ordenador y abrí el Pet Society, en el Facebook.
No me di cuenta, que Gath ya había llegado. Me besó en la frente, y me contó su día. La miré con cariño.

martes, 18 de octubre de 2011

Capítulo penúltimo (15)

                                                2 años después

Close you eyes, and I'll kiss you
tomorrow I'll miss you
Remember I'll always be true...
And then while I'm away
I'll write some every day
And I'll send all my loving to you

Apagué el reproductor de música y saqué la cassette.
-¿Qué te ha parecido?
-Bueno... tienes una voz maravillosa, Ágatha - dijo Lucas, el director del Teatro - Nos gustaría contar contigo, pero primero haremos una prueba para ver si tu voz combina con la de Kenneth.
-¿Ahora mismo?
-No, él está muy ocupado.
-Ah.
-¿Te va bien el miércoles a las 17:30?
-Emm... No.
-¿Puedo saber por qué?
-Tengo que... ir al ginecólogo - mentí con velocidad.
Seguro que colaba, pues el bulto de mi barriguita empezaba a ser ya perceptible. Me acaricié la panza con amor. Y no iba a decirle que iba a ir al psicólogo, pues aún seguía con el maldito tratamiento.
-Ah, claro. Estás embarazada.
-¿Complica algo eso?
-Depende. ¿De cuánto estás?
-De dos meses.
-Entonces no. Te contrataremos por los próximos 5 meses, y entonces ya te daremos la baja de maternidad, y otra actriz te sustituirá hasta que vuelvas.
-Perfecto entonces.
Sonreí, satisfecha con el trato. Verdaderamente, era lo menos esperado. Madre a los 19. Pero por fin, por fin cumpliría con mi sueño, por fin sería actriz, y nada más y nada menos que en mi musical favorito, Chicago. Kenneth Jones era famosísimo, un actor y cantante de éxito, y ella iba a cantar a su lado... si sus voces "combinaban". Pero en el fondo ya sabía que tenía el papel.
Me despedí de Lucas y me puse mi abrigo y los guantes. Salí a la fría calle, y el viento helado de Enero me golpeó en plena cara. Me apresuré a llegar al auto y conducí con calma hasta casa.
Abrí la puerta con un suspiro de cansancio, y dejé las cosas sobre la mesita de la entrada.
-¡Ya estoy en casa! - chillé.
Cogí el teléfono y llamé a Tomás, mi primo. Él siempre había sido mi mejor amigo, mi más gran confidente. Contestó después de dos tonos, y me saludó con un grito, dejándome sorda.
-¡HOLA PRIMA!
-Ems, Tomi, gracias, jajaja - reí - Hola, ¿sabes qué? Me van a dar el papel.
-¡¿En serio?!
-Sí, sí, pero no chilles, que me matas. Bueno, dicen que "tengo que hacer una prueba para ver si nuestras voces combinan", pero estoy segura de que los tengo en el bote.
-Genial. Oye, ha llegado un cliente, más tarde te llamo.
-Claro, un beso.
Dejé mi abrigo y subí al estudio. Ahí estaba, inclinado con la espalda torcida frente el ordenador, Mark. Le di un beso en la cabeza y le di la buena noticia. Tenía el papel. Qué contenta estaba. Todo, por fin, iba bien de nuevo.
Al final, habia empezado a salir con Mark, que tanto me hizo sufrir. Ahora era feliz. Lilli salía con Tomás, y Carlos me habia dado por perdida y empezado a salir con una chica adorable, Miranda.
Me sonrió, cerró su facebook (estaba viciado al Pet Society) y fuimos abajo.
Saqué la sartén y me dispuse a cocinar, pero me paró.
-Siéntate, hoy cocino yo. Debes estar cansada.
Sonreí y le besé. Me serví una cerveza y me senté. Al verle pelar las papas a un mílimetro por hora, me desesperé.
-Déjame a mí, yo pelo, tú cortas.
En quince minutos las patatas ya estaban friéndose, al igual que unas deliciosas hamburguesas caseras, preparadas con mucho amor por Lilli.
Nos sentamos a comer tranquilamente, y nos dispusimos a contarnos nuestro día.
-¿Qué tal en la Universidad? - pregunté
-Bueno, fue bien, tranquilo pero poco interesante. Cuéntame tu día.
-Emm... Hoy no tuve muchas náuseas a la mañana, así que me levanté y limpié un poco, como puedes observar.
-Jaja sí, me di cuenta.
-Después fui a ayudar a Lilli a estudiar y a la tarde a la entrevista.
-Estuvo bien, entonces.
-Sí, supongo.


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Querid@s, se acerca el final!

lunes, 25 de julio de 2011

Apéndice cuarto - Lilli

Aclaro para los que malinterpretaron el apéndice anterior: Lilli está viva, la que lo cuenta es ella. Un beso, Lune*
_________________________

-Todavía no ha acabado - le recuerdo - Todavía no ha muerto.

-Por favor Lilli, no finjas que no te das cuenta. Si vive es por todas esas putas máquinas que lleva en el cuerpo. Esas mierdas que la hacen respirar, porque el ataque de asma fue demasiado fuerte. ¿Te parece que eso es vivir? Prefiero pensar que está muerta a que viva... así.

Le miro, herida. ¿Cómo puede haber dicho eso? Y de Gath...
Se da cuenta y cierra los ojos con fuerza. Se tapa la cara con las manos y se los presiona con fuerza, agotado. Oigo que reprime un llanto.

-Lo siento mucho - dice, llorando -. No sé cómo vamos a superar esto.

Le cojo la mano.

-No fue tu culpa - le susurro -. No lo fue, Carlos.

Me mira. Está destrozado. No hay nada que me duela más que el dolor que veo en sus propios ojos. Y ahí me doy cuenta.

-Tú... la amas, ¿verdad? - pregunto bajando la mirada.

-Más que a mi propia vida - confiesa con la voz rota por el dolor.

-Y entonces, ¿por qué estás conmigo?

Me mira a los ojos.

-Porque tú me gustas, Lilli...

-No me basta.

-Lilli...

-No me basta, Carlos - le miro, y me sorprendo al no sentir nada - Ahora tenemos que ir al hospital.

Me levanto y me alejo de él. Me acerco al teléfono y llamo a la compañía de taxis.

***

Silencio. Ese horroroso ruido que es el silencio. No hay ni un solo sonido en los pasillos del hospital.
Pasan las habitaciones. 112, 113, 114.
La 115. Entramos sin llamar, y oigo el sonido de la respiración forzada de Gath. La miro. Un tubo sale de su cuello, y hay un suero goteando a su brazo.
Está despierta.
Nos sigue con la mirada mientras nos acercamos y la cojo de la mano. Intenta decir algo, pero no lo consigo. Recuerdo lo que dijo el médico, y meto un dedo en ese tubo.

-Li...lli... - dice - Lo...sien...to...

-Shht, tranquila - las lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas -. Todo va a salir bien. Te vas a poner bien.

Saco el dedo del tubo y me aprieta la mano con debilidad, febrilmente.

domingo, 24 de julio de 2011

Apéndice tercero - Lilli

Meses después

-Todo ha cambiado.

Asentí.

-¿Cómo estábamos viviendo nuestra vida? - preguntó - ¿Cómo la dejamos escapar? No nos dimos cuenta... se escurría entre nuestros dedos.

-Estábamos ciegos - respondí -. Ciegos en nuestra propia felicidad que no supimos ver lo que ocurría a nuestro alrededor. Ella... ella siempre fue una genial actriz. Consiguió engañarnos, con esa alegría... ¿Cómo no pudimos darnos cuenta?

-Ella era... tan especial...

-Única. Era única - le corregí -. Y... tú nunca pudiste oírla cantar, Carlos. Era... era impresionante. Rasgaba la guitarra con tanto amor que... dios, no hay manera de describirlo - reprimí un sollozo; no era momento de sucumbir -. No puede haber terminado todo así, de esa manera.

-Fue culpa mía.

-Eso no es verdad.

-¡Sabes que lo es! - me gritó, desesperado - ¡Sabes que fue culpa mía! No lo admitirás nunca, pero tú también me culpas. ¡Todos lo hacen! Y lo peor es que tienen razón. Yo la maté, Lilli, fui yo y sólo yo.

Le giré la cara de una bofetada. Fuerte, precisa.

-No digas eso. Nunca vuelvas a decirlo.

Me miró con los ojos llenos de lágrimas y, en ese instante, me pregunté cómo saldríamos de esta. Era algo que... nos superaba.

martes, 19 de julio de 2011

Reseña en el Semillero

El blog El Semillero me hizo una reseña del blog, muchas gracias.
Se las hacen a los blogs con menos de 50 seguidores, para "promocionarlos", y así conseguir más seguidores!
Muchas gracias a El Semillero por la reseña :)
Os he hecho un "premio", para daros las gracias ^^
Es un botón animado, espero que os guste.

El Semillero


Atte,
Lune*

martes, 5 de julio de 2011

Capítulo 14

Nos quedamos charlando un buen rato. Me gustaba que vinieran, eran una distracción en la rutina del hospital.
Por alguna razón que no era capaz de entender, no dejaban que me marchara de allí, aunque ya habían pasado dos semanas del accidente.

-Ya son las 4... - dijo Lilli - Tengo que irme a casa, hoy hay cena familiar.

Nos dio un beso a cada uno y se fue, dejándonos solos en un incómodo silencio.

-Así que ahora estáis juntos... - digo, para romper la tensión - Me alegro.

-Gath, yo... Yo aún no he... superado lo nuestro.

-¿Qué? ¿Y estás saliendo con Lilli?

-Es que... ella me lo pidió y... no pude decirle que no.

-No me lo puedo creer...

Me tapo la cara con las manos.

-Gath...

-¡¿Tú te das cuenta de que juegas con sus sentimientos?!

-Gathy, no me grites... Gath.

-¡NO ESTOY GRITANDO!

Entra el médico con cara de preocupación.

-¿Qué está pasando?

-¡¡ELLA ES UNA BUENA CHICA, CARLOS!! ¿CÓMO TE ATREVES A HACERLE ESO? ¡ES QUE NO TIENE SENTIDO, NO TIENE NINGÚN SENTIDO! ¡¡MONSTRUO!! Te odio.... - termino, con los ojos anegados de lágrimas.

-Ágatha, no me digas eso, por favor Ágatha... - intenta abrazarme, pero le aparto de un manotazo.

-Será mejor que se vaya, señor - le dice el médico, y le aparta de mí -. Ágatha no debe alterarse de esa manera.

-No puedo irme, ¡no..!

-Debe irse, señor - le corta -. O llamaré a seguridad.

Me mira, herido y se va. Noto el corazón en el cuello y siento unas ganas horribles de vomitar. Empiezo a sollozar y gemir, desesperada, mientras todo se desmorona de nuevo. Va a hacerle daño, va a hacerle daño a la que parece ser la única buena persona que queda en el mundo. A mi mejor amiga. ¿Por qué le tiene que hacer eso a ella? No es justo.

-Ágatha, cálmese por favor, debe calmarse...

Empiezo a hiperventilar con fuerza.

-Ágatha, que es usted asmática, pare por favor, respire, cálmese.

No me llega el aire. No... no puedo respirar...
El doctor pulsa un botón en el respaldo de mi cama, llamando a la enfermera.
Cierro los ojos, buscando una bocanada de aire, algo con que llenar mis pulmones pero... no lo encuentro.

lunes, 4 de julio de 2011

Capítulo 13

Al final no cierro, porque he visto que sí gusta a la gente xd

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-Hola Ágatha. ¿Cómo has pasado la noche hoy aquí en el hospital?

-Aburrida.

-¿Y eso?

-Es una mierda estar aquí - miré al doctor Hank con desdén, y él asiente y anota en su libretita.

-¿Has hecho lo que te pedí?

-No.

Puso cara de desesperación. Esto llevaba ya una semana.

-¿Por qué no lo has hecho, Ágatha?

-Porque no pienso hacer un dibujito gilipollas.

-Ágatha... yo quiero ayudarte.

-Y yo no necesito que me ayudes.

Una enfermera entró a la habitación.

-Han venido Lilli y Carlos a visitarla, señorita Rhodes.

-Digales que pasen.

-Pero Ágatha... - dijo el psicólogo - Señorita, nosotros...

-Nosotros ya hemos acabado - le corté, fulminándole con la mirada.

Asintió y se fue. Lilli y Carlos entraron tímidamente.

-Hola Gath... - Lilli me dio un beso en la mejilla y se acostó a mi lado en la cama.

-Hola Gathy - saludó Carlos y se sentó en una silla.

-¿Qué tal va, chicos? - pregunté con verdadero interés por una vez.

-Bien, pero se te echa de menos en el instituto...

-Mark preguntó por ti - añadió Carlos

-¿En serio? - dije.

-Sí, parecía interesado.

Me sorprendió que ya no sentía nada. Quizás él no era "mi chico". Quizás ya no estaba enamorada de él, y eso me tranquilizó mucho.

-Ya no le quiero.

-¿Segura? - dijo Lilli sorprendida - Porque creo que ahora le gustas... Incluso han cortado.

-Segurísima.

Me pareció ver una sombra de tristeza en los ojos de Carlos, que se borró en un segundo.

-Por cierto Gath... Ahora Carlos y yo salimos juntos.

-¡¿En serio?! ¡¡Qué bien!! - digo, sinceramente contenta.

Lilli sonríe, contenta.

jueves, 30 de junio de 2011

Se suprime el blog

Podría darles un montón de excusas: que no tengo tiempo, que ya no tengo inspiración... Y serían ciertas, en parte, pero ya no me gusta esta historia.
No me gusta y no quiero seguirla, así que no la seguiré.
Lo siento mucho,
Lune*
P.D: quizás ven esta entrada en varios blogs, estoy haciendo limpieza.

sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 12

Los olores del hospital. Sus colores.
El sentir los deseos de la gente, su fuerza, sus ganas de vivir. Me siento sola.
Sola porque parezco que soy la única que vino porque quiso morir.
Estoy sola, confinada. ¿Qué fue de la pequeña Gathy? ¿La feliz Ágatha del pasado?
¿La niña dulce y despreocupada?
Quedó en el pasado... La echo de menos.
Lilli y Carlos vinieron a verme varias veces. Lloraban, los dos.
Mi madre se ha vuelto una estatua. Una estatua que está viva pero no habla.
Me paso los días mirando al techo. Ah, y llorando.
Las enfermeras van y vienen, y no recuerdo sus nombres.
El psicólogo pregunta y pregunta, pero yo guardo silencio.
Mamá no insiste.
¿Dónde estás, papá?

miércoles, 16 de febrero de 2011

Apéndice segundo - Beth

Siento la tardanzaaaaaaaaaaaa
Los quiero!!
Lune*

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-Gathyyyy, a cenaaar!! - chillé desde las escaleras. Me respondió el silencio - Gath, hija, ¡ven! - la llamé, pero no obtuve respuesta.

Suspiré y subí las escaleras a su cuarto, refunfuñando en voz baja. Me sorprendí al encontrarla vacía.

-¿Gath?

Entonces oí un sollozo, desde el baño.
Me acerqué y abrí la puerta lentamente.

-Hija, ¿qué...? ¡¡¡ÁGATHA!

-Mamá... yo... - dijo sollozando, mientras lanzaba la cuchilla de afeitar al suelo y se sujetaba la muñeca sangrante.

Me acerqué sin decir nada, cogí una toalla del armario y envolví su muñeca con ella. Saqué mi móvil del bolsillo y marqué el número de la ambulancia.

-Mamá... - suplicó ella llorando, pero no respondí.

-Servicio de emergencias, ¿diga? - preguntó una voz femenina.

-Necesito una ambulancia - dije, de los nervios -. Mi hija ha intentado suicidarse - terminé con un nudo en la garganta.

-De acuerdo - dijo, alarmada -. Ahora vendrá una ambulancia. ¿Su dirección?

Le di las indicaciones y cortó la llamada con un breve "adiós".
Al cabo de no mucho rato oí la sirena de la ambulancia.
Ágatha lloraba y suplicaba, y bajamos la escalera a toda velocidad.
La sentaron en la ambulancia, cerraron las puertas y se fueron.

domingo, 30 de enero de 2011

Capítulo décimoprimero

No puedo pensar en ello.
No quiero pensar en ello.
Los ojos de Carlos. La decepción en sus ojos.
Cierro los ojos con fuerza, una lágrima rueda por mi mejilla.

Flashback

-Gathyy, cariñooo - me saludó Carlos con una sonrisa, y se acercó para besarme.

Lo aparté suavemente, y me miró desconcertado.

-¿Qué pasa, Gath? - preguntó, preocupado.

-Esto... - los ojos se me empezaron a llenar de lágrimas que amenazaban con salir - tenemos que terminar, Carlos.

-¿Qué? No, ¿qué dices? ¡No! - su mirada se había desencajado.

-No puedo, Carlos, no puedo - las lágrimas iban rodando por mis pálidas mejillas -. No puedo seguir.

-Ágatha, ¿por qué? - suplicó - Te quiero, Ágatha.

-¡No! - sollocé - No lo hagas más difícil - ahora era yo la que suplicaba -, no lo hagas más doloroso. Vete, Carlos, por favor.

-No te entiendo, Ágatha - me dijo, dolido -. Creí que me querías...

Sus ojos eran un espejo de su dolor, confusión y resentimiento.

-¡No lo entiendes! Vete, vete, vete... - hundí la cabeza entre las manos.

Oí sus pasos alejándose, pero no le vi marcharse.

Fin del flashback

Me odio a mí misma por hacerle daño.
Me odio a mí misma por arriesgar mi amistad.
Me odio a mí misma por terminar con el chico que más me ha querido y seguramente me querrá en toda mi vida.
Me odio a mí misma por tantas cosas que ya he perdido la cuenta.
No quiero cortar los pétalos de mi margarita.
No quiero jugar al típico "me quiere, no me quiere" con Mark.
Quiero olvidarle.
Quiero olvidarles a todos.
Quiero terminar con el dolor, quiero ser una persona diferente, tener a mi padre, poder abrazarle y acompañar su grave voz con la mía mientras él toca la guitarra, quiero que mi madre deje de ser una simple figura más en mi mierda vida.
Me meto en el baño, a darme una ducha.
Entonces la veo allí.
Los recambios de la cuchilla de la maquinilla de afeitar que mi padre no pudo usar.
Agarro una cuchilla y me la quedo mirando.
Me miro el brazo.
Es ahora o nunca, Gath, pienso.
Trago saliva con fuerza y empiezo a llorar de nuevo, en silencio.
Y con la cuchilla, rasgo la fina piel de mi muñeca izquierda.

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Siento la tardanza.
¿Qué les ha parecido?
Sé que es fuerte, pero le da un toque a la historia.
Ya me dirán!
Atte,
Lune*

miércoles, 5 de enero de 2011

Personajes

Miren, les pongo unas cuantas de las fotos de los personajes, más tarde subiré más.


Gathy

Lucía

Lilli

Laura

lunes, 3 de enero de 2011

Capítulo décimo

Estoy haciendo mal, estoy haciendo mal.
No puedo dejar de pensar en ello, ya estoy harta.
Me sujeto la cabeza con las manos, en la oscuri
dad de mi cuarto.
Es un riesgo, estoy arriesgándome a perder a mi mejor amiga, no puedo no puedo.
Carlos es mi novio.
¿Le quiero? Claro que sí.
¿Pero me gusta? De eso no estoy tan segura.
No puedo seguir con esto.
Envío un mensaje a Carlos.

"Mañana quedamos en el parque a las 3, vale?"

Me mata porque sé que le romperé el corazón.
¡Pero no puedo seguir así!
Empiezo a llorar en silencio y miro el reloj.
Las 4:30, y mañana es lunes, el último día de clase antes de las vacaciones de navidad.
Lilli vuelve dentro de tres semanas, el tiempo ha pasado volando desde que salgo con Carlos.
Ha llegado demasiado lejos.
Saco de mi cajón una caja de madera pequeña.
En la tapa hay escrito con letras doradas: "Mi portal de recuerdos".
La abro con dulzura.
Saco dos fotos, lo primero que se ve en la caja. Una es mía con Lilli, abrazadas, el día de su cumpleaños. La otra es con Tomás cuando éramos pequeños.
Sonrío.
Lo siguiente es un dibujo hecho por Lilli.


En la parte de atrás hay una dedicatoria: "Para siempre. ¿Prometido? Con cariño, Lil!"
Ella no merece que le haga daño.
Después se puede ver una foto de Lucía. De cuando éramos amigas.
Nunca tuve el valor de tirarla, aunque nos odiemos. El "Mi portal de los recuerdos", y ella es un recuerdo, así que supongo que no debo hacerlo.
Después hay una foto de Carlos y Mark al lado, Mark con sus guantes de portero y una pelota en las manos, con su pelo rizado todo despeinado.
Fue una foto que hice en un partido que fui a ver.
La última foto es de Mark solo, en la portería.
Se la hice cuando no miraba, y quedó perfecta, básicamente.
Sí, hago bien.
Romperé con Carlos.